Este sencillo juego se pensó una tarde de verano del 2.010.
Eran monotemáticas mis lecturas en aquella época: mitología, mitología y mitología.
Y, como no podía ser de otra forma, fruto de todo aquello surgió un juego que trataba sobre este mito tan conocido: Dédalo e Ícaro.
Fue en verano y tres colores impregnaron el diseño:
- Los ocres y naranjas de las arenas de las playas. Playas de Creta a donde me llevaban mis recuerdos, origen de la aventura que sería. Playas de Sicilia, nunca pisadas por mi pie, perseguidas por los pensamientos y los sueños de los protagonistas de esta historia.
- Los azules, como no, planos y lisos. Azul de un cielo libre, sin obstáculos, con la compañía de pequeñas aves autóctonas en continua búsqueda de alimento. Azul de un mar profundo, misterioso. Un mar alegre en la cresta blanca de sus olas. Un mar serio y reflexivo en el contínuo vaivén de su enorme masa.
- Los amarillos que los reflejos del sol imponían en los objetos. Amarillos abrasantes del propio sol que nos cegaba sin ni siquiera mirarlo.
Se conjuraron las tres gamas de colores y crearon nuestro tablero. Una rejilla hizo que fuera posible el avance de las fichas a golpe de tirada de dados, con funciones definidas de antemano: el amarillo te hacía ascender hacia el sol, el azul desplazaba tu vuelo a ras de mar , el verde te permitía avanzar y acortar la distancia que te separaba de las costas sicilianas.
Las tiradas de tus dados decidían si el constructor ateniense y su hijo perdían las plumas de sus alas al derretir el amarillo calor del sol la cera que las unía, o mojaban su vuelo con la humedad salada del mar y se precipitaban al desastre azul, o simplemente avanzaban por el cielo con serenidad de matices verdosos hasta alcanzar su objetivo: la libertad.
Si todo esto no hubiera ocurrido en verano quizás estariamos hablando de otra cosa, … pero no fue así.
Jugamos…?
Gregori Navarro
Donde teneis la tienda de juegos??
Necesitaria ponenrme en contacto con vosotros
It´s very interstant