Reconozco que le di algunas vueltas a la idea.
Sí, le di muchas vueltas a la idea de publicar otro diálogo de Platón.
Por un lado estaba decidido a hacerlo por ganas, por simpatía con el maestro Sócrates, por la sencillez de sus palabras, por…
Pero notaba frenos que me hacían dudar. Notaba cómo cientos de manos tiraban de mi camiseta intentando impedir que el proyecto saliera adelante. Cuando me libraba de estos impedimentos, recorría la bibliografía del filósofo ateniense lentamente, sin prisas, intentando descubrir qué diálogo sería el más apropiado.
Y allí estaba. Delgado en sus páginas y tímido y austero en su portada.
Y allí estaba. Imponente y espectacular en su contenido, en su fuerza moral.
Lo siento pero ganó el sí. No me pude negar a releer el «Critón» de Platón y de allí hacer la adaptación al teatro de sombras chinas.
Los motivos fueron muchos. La belleza del diálogo, la bondad de los personajes que aparecen, las ganas de personificar a las leyes atenienses y dotarlas de cuerpo y voz,…
Fue un placer releerlo y reescribirlo.
Gregori Navarro