…y salen las palabras como si tuvieran vida propia.
Solamente un horizonte donde mirar, una suave música que hace bailar la llama de una estufa y el cobijo que me regalan las ramas de un árbol de fantasía.
Gracias a los creadores de todas estas pequeñas cosas.
Y en espera de que las palabras se conviertan en libro quiero adelantaros un fragmento:
«…
OVIDIO: Miradla. Ya se marcha hacia su refugio. Triste y abatida. Rechazada. Herida de amor. Vosotros no lo veis pero Eco, en su cueva, se está consumiendo de tristeza. Pasarán los días y su cuerpo perderá su belleza y de su cara se borrará la dulzura. Poco a poco, Eco se apagará y se convertirá en piedra. Y de aquella bella ninfa, dulce y risueña, ya solo quedará su triste voz que repetirá las últimas palabras que escuche. Ahora me voy que oigo voces que se acercan.
…»
Gregori Navarro